Seguramente has oído hablar de User Experience o sus siglas UX.
Está muy de moda.
Si nos sabes lo que son, que no te importe, a la gente de Marketing nos encantan los anglicismos y la siglas y hablar una “jerga” propia para demostrar que sabemos mucho.
¿A qué como usuario no te gusta quedarte atrapado por docenas de ventanas y opciones para aceptar los cookies, las políticas de privacidad, los pop-ups… ?
¿A qué te gusta la claridad en una web, encontrar lo que buscas y evitar los sustos y sorpresas?

Pues eso es lo que busca la User Experience: una navegación intuitiva en la que el usuario pueda cumplir fácilmente el objetivo que tiene cuando llega a una web.
Sin una buena experiencia de usuario… ¿sabes qué ocurre?
Que el porcentaje de rebote en tu página se irá por las nubes, las visitas no podrán cumplir su misión y estarás tirando el dinero que hayas gastado en una web a la basura.
Una buena experiencia de usuario en una web industrial asegura fundamentalmente que la web cumple la función para la que ha sido concebida, sea la que sea en tu caso: informarse, dejar los datos, contratar, etc.
Y en el caso de la web, es especialmente importante la experiencia desde un dispositivo móvil. Se estima que en 2019, más del 48% de los accesos a Internet se harán desde móvil (Statista, 2019).
La experiencia de usuario es completa cuando atendemos a 3 factores:
La usabilidad
Lo que permite que un producto – una web en nuestro caso – cumpla su función.
La interacción
Cómo un usuario percibe la web y se siente respecto a ella, es la vertiente más emocional.
El factor visual
Todo aquello que proporciona credibilidad, armonía y confianza en la navegación.

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